Casa Suro forma parte de una gran finca que, siglos atrás, albergó una de las primeras comunidades benedictinas de la península ibérica (siglo IX). Hoy, este antiguo convento ha sido cuidadosamente restaurado, respetando su esencia y utilizando materiales locales y elementos artesanales, para ofrecer una experiencia auténtica y serena en plena naturaleza.

El nombre Casa Suro no es casual: suro significa corcho en catalán, un homenaje a la rica tradición corchera de Les Gavarres, donde los alcornoques han abastecido durante siglos a algunas de las mejores bodegas de champán del mundo. La casa dispone de tres habitaciones —dos con baño privado y una con baño exterior—, una cocina-comedor totalmente equipada con electrodomésticos de alta gama, y un acogedor salón con una gran chimenea. En verano, el porche invita a disfrutar de comidas y cenas al aire libre, con vistas abiertas al paisaje. Frente a la casa, un jardín privado permite relajarse rodeado de calma. Además, los huéspedes tienen acceso a más de 3.000 m² de jardines con zonas de césped, rincones sombreados, un huerto mediterráneo y una gran piscina. La amplitud del espacio y su integración con el entorno natural garantizan una sensación de privacidad absoluta durante todo el año. Un camino de tierra, apto para cualquier tipo de vehículo, conecta fácilmente con la casa. A tan solo 15 minutos se encuentra La Bisbal d’Empordà, capital de la comarca, con todos los servicios necesarios, y en 20 minutos se accede a algunas de las playas más bonitas y tranquilas de la Costa Brava. Casa Suro es el lugar ideal para desconectar, reconectar con la naturaleza y dejarse llevar por la calma en uno de los rincones más auténticos del Empordà.